La Universidad de Piura, desde su comienzo, contó con el afecto de su fundador y primer Gran Canciller. Su sueño era una universidad irradiadora de cristianismo y saber al servicio del país y del mundo.
Por Koko Zavala. 25 junio, 2021.Luz Pacheco Zerga, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura y Beatriz Podestá Llosa, primera secretaria de Consejo y del Rectorado, desde que la UDEP inició sus actividades, participaron en el conversatorio virtual “San Josemaría Escrivá en Perú”, recordando sus experiencias personales y cercanas con el fundador y primer Gran Canciller de esta casa de estudios.
El conversatorio fue organizado por el Centro Cultural de la UDEP, en el marco de la fiesta de San Josemaría. Las expositoras destacaron con interesantes anécdotas la trascendencia que tuvo en sus vidas la visita del santo al Perú.
Un gran cariño por la UDEP
“Conocí a San Josemaría en Roma, cuando participaba en los Congresos UNIV, que hasta ahora se realizan, con la participación de miles de estudiantes universitarios de todo el mundo. Esto fue dos años antes de que él viniera a Lima” recordó la doctora Pacheco.
“Estaba en el primer año de mis estudios universitarios en la PUCP, había leído ‘Camino’ y me había impactado muchísimo, por lo que tenía mucha curiosidad por conocer cómo era su autor que, además, había fundado el Opus Dei, cuyo espíritu estaba recogido en los 999 puntos de ese libro y sabía que estaba extendido en los cinco continentes.
Cuando participé en el UNIV, en 1972, no íbamos tantos estudiantes como ahora y, por eso, nos recibía, en grupos pequeños, en una salita de la sede central de la Obra en Roma. El día que fui, estábamos chicas del Perú, de Argentina y de dos países de habla inglesa: a ellas les traducían al inglés lo que decía San Josemaría. Me pude sentar muy cerca de él y, desde que entró en la sala creó un ambiente distendido, alegre, cariñoso. Respondía nuestras preguntas, que fueron muy variadas. Pude darme cuenta, al igual que las demás, que sufría mucho por la crisis por la que atravesaba la Iglesia en esos años y nos urgió a rezar por el papa y por la Iglesia, al igual que hace ahora el actual prelado del Opus Dei: Mons. Fernando Ocáriz.
“Cuando vino al Perú, en junio de 1974, yo ya era del Opus Dei, me esforzaba por vivir lo que nos decía en “Camino”: fue una gracia de Dios muy grande poder volver a verlo y trasmitirle, en algunos de esos encuentros que tuvimos, algunas inquietudes que tenía. Puedo decir que, de las enseñanzas de San Josemaría, lo que más me impactó, fue ver en su vida hecha realidad, ese ideal de sembrar alegría y paz, aunque estuvo enfermo y con fiebre alta en alguna tertulia, haciéndolo todo por amor a Dios, encontrándolo en cualquier circunstancia: me enseñó que no tenía que hacer cosas raras ni distintas para poder amarlo con plenitud”.
Agregó que “en las tertulias realizadas en la Casona Pardo San Josemaría hablaba con mucho cariño de la Universidad de Piura. Comentó que había fundado dos universidades: la de Navarra en 1952 y la de Piura en 1968, que quería mucho a las dos, pero que tenía un cariño especial a la de Piura, pienso porque sabía que estaban construyendo una universidad en el desierto, muy lejos de la capital del país. Quería que la Universidad de Piura sirviera a todas las personas, al Perú y al mundo entero”.
En la primera etapa del proyecto UDEP
Aunque a ella no le gusta mencionar esto, Beatriz Podestá Llosa es una de las pioneras de la universidad, porque cumplió un rol muy importante, incluso antes de la creación de esta. “Tuve la suerte de trabajar en esa primera etapa del proyecto de la UDEP, en la ciudad de Lima, participando en la redacción de todas las páginas de aquel proyecto de Ley que se suponía darían vida a esta ilusión de San Josemaría, de crear una universidad al servicio del país y del mundo. Tuve la alegría, aquel 12 de junio de 1968, de conocer que el Congreso había aprobado la ley. Fue la última aprobada; luego vendría el golpe de estado militar”
Y, precisa: “San Josemaría estaba enterado de todo esto al dedillo y siempre estaba muy pendiente del equipo que trabajaba para hacer realidad el sueño de construir una universidad en el desierto. Ese grupo de pioneros lo constituían los ingenieros Eugenio Giménez, que era vicepresidente de ADEU, Ricardo Rey Polis quien iba a ser el primer rector, y el arquitecto Fernando Pérez Rosas, quien diseñaba el primer edificio: trabajábamos en Lima, en una oficina pequeñita, alquilada”
Cuando empezaron las actividades en la UDEP, “nos llegó una misiva muy cariñosa de San Josemaría, en la que nos dejaba en claro que desde el principio estábamos en su corazón y en sus oraciones. Estas cartas siguieron llegando y no dejaba de expresarnos su afecto dándonos ánimos, para hacernos pensar en ese futuro, el de hoy, porque a los 52 años la UDEP, no solo ha crecido en número de edificios y facultades, sino que influye cristianamente en Piura y desde Piura, además de integrar a sus egresados en el desarrollo del país”, destacó.
Beatriz Podestá recuerda, también: “Estuve con mis padres y hermanos en una de las tertulias de San Josemaría en la Casona Pardo, y recuerdo el ambiente cariñoso y familiar en el que participaron numerosas personas. Un momento especial fue el protagonizado por la señora Clarita Hilbck de Balarezo, quien le preguntó ¿Cuándo tendremos la dicha de que nos visite en Piura?, a lo que San Josemaría respondió: en Piura he estado desde el primer momento”.